Ellas necesitan nervios de acero y grandes dosis de paciencia. El aislamiento social amenaza a la amante, la eterna espera y el distanciamiento con su medio hacen que su mundo de experiencias se vea reducido a la propia persona, al yo. Les atormentan muchísimas preguntas que no se atreven a formular a nadie, sentimientos que creen sentir sin derecho, que les hacen felices y les martirizan al mismo tiempo. Ese miedo al compromiso y su simultaneo deseo de pertenencia suele tener algo que ver con un rechazo consciente o inconsciente. También debemos señalar que este fenómeno no forma parte de casos aislados, ni de un problema individual, de hecho en muchas sociedades occidentales, uno de cada tres matrimonios se rompe a causa de la incapacidad de comprometerse afectivamente. El conflicto interior entre ser mujer y ser libre le impide comprometerse y caer en la imprudencia donde el peligro es inminente… Estas mujeres no encuentran al hombre adecuado porque realmente no lo buscan!
Garduño trad. El ruiseñor y la rosa -Ha dicho que bailaría conmigo si le llevaba unas rosas rojas -se lamentaba el joven estudiante- pero no hay en todo mi jardín una sola rosa roja. Desde su guarida de la encina oyole el ruiseñor. Miró por entre las hojas admirado. Le he cantado todas las noches, aun sin conocerle; todas las noches repito su historia a las estrellas, y ahora le veo. Si le llevo una rosa roja, la tendré en mis brazos. Pero no hay rosas rojas en mi jardín. Sufre todo lo que yo canto: todo lo que es alegría para mí, para él es pena. Perlas y granates no pueden pagarle porque no se halla expuesto en el alhóndiga.