Admitir el problema y definir un objetivo Por naturaleza, a los hombres no les gusta admitir sus problemas. Cuando se trata de la impureza, debemos rezar para tener la humildad de ver el estado de nuestras almas. Respecto del objetivo, la Biblia nos dice que no debe haber ni un indicio de inmoralidad entre nosotros Ef. Ello es realmente difícil, pero a todos los hombres les gusta que se les presente un buen desafío. Dios sólo te pide que seas puro un día por vez. Elimina la tentación Si realmente queremos llevar una vida pura, es necesario que determinemos con honestidad los momentos y lugares en los cuales caemos. Independientemente del momento o del lugar, si quieres allanar el camino hacia la pureza, debes evitar las situaciones que sean ocasión de pecado. En cambio, es conveniente que salgas con una chica que tenga valores elevados, alguien con quien te veas en el altar. Hablar sobre los valores de la pureza puede resultar extraño si conoces poco a la chica con quien sales.
El negocio de la prostitución se ha disparado con la crisis económica. Especialmente delicado es el caso de los jóvenes que venden su cuerpo para salir adelante. Hay que tener una formación», dice. Concha Borrell repite esa frase una y otra vez en sus clases de prostitución. Sus alumnas son seis chicas que quieren anatomía prostitutas. La lección empieza a primera hora de la mañana en un aula que Concha ha alquilado en el centro de Barcelona. Esta catalana de 42 años es terapeuta venéreo y prostituta desde hace ocho abriles. Las alumnas que van entrando al aula son chicas jóvenes, demasiado en algunos casos, con la experiencia con los hombres que una recién cumplida mayoría de edad te puede dar.
Testimonios Pareja Redescubrí la pasión con un extraño Éramos la pareja perfecta alce los ojos de la gente. Empero mi vida sexual era de pena. Gracias a otro hombre descubrí mi potencial para dar y recibir placer, exploré mis fantasías y mi cuerpo. Una relación envidiable, de esas que son amigos sobre todas las cosas, con los mismos intereses y los mismos gustos. Pero algo faltaba. Época la típica mujer casi asexual, ganancia de una crianza que yo creía moderna, por aquello de que me explicaron muy bien cómo se hacen los niños y todo eso, cuando en realidad lo que deberíamos conocer es que los niños hay que hacerlos preferiblemente sintiendo placer. Si a eso le sumamos unos principios morales muy restrictivos sobre el sexo, ya tenemos el cóctel de mujer totalmente desconectada de su cuerpo y su sexualidad. Tuve relaciones sexuales solo con mi marido, apenas había tonteado de adolescente, algunos morreos y un equivalente de toqueteos que no llegaron a mayores. Nunca me masturbé, aunque sí recuerdo despertarme alguna vez en centro de la noche excitada.