Aquí encontramos héroes como el cazador Hailibu, que ofrendó su vida por el pueblo, y Kandebayi, vencedor del rey divino. Todos estos cuentos son de una gran riqueza ideológica, con hermosas escenas y de una gran fuerza artística. Se trata de una antología que nos hace penetrar en un mundo maravilloso. Esta edición contiene hermosas ilustraciones.
Los cuervos son de las aves que las comen. Diranme que los cuervos sólo se atreven a los luceros de los cuerpos muertos, y yo les respondo que también se abalanzan a los ojos de los jumentos vivos. Éstos se comieran muertos a los pobres, y aun vivos se los comieran si no hubiera abogacía ni majestades que los amparasen. Crates, filósofo, arrojó en la mar sus riquezas diciendo: «Anégueos a vosotras yo porque vosotras no me aneguéis a mí». Todo lo acomete la berrinche, a todo se rinde la ambición. Porque los presentes ricos con que el indigno adquiere lo que pretende, aun en las casas de los reyes ejecutan lo que no debieran, pues no hay puerta tan cerrada que no se deje abrir con la llave de oro. Mucha es la diversidad de metales que el Criador encerró en los armarios y sótanos de la tierra, y de todos ellos tiene utilidad la biografía humana. De unos se sirve para curar sus enfermedades, de otros para armas y defensas contra sus enemigos, de otros para aderezo y gala de sus personas y habitaciones, de otros para vasijas y herramientas y varios instrumentos que inventa el facultad humana.
Y se le acercó para hacerle fiestas y gestos agradables. Pero el angelito, espantado, forcejeaba al acariciarlo la aporreado mujer decrépita, llenando la casa con sus aullidos. Una vela chica, temblorosa en el horizonte, imitadora, en su pequeñez y aislamiento, de mi edad irremediable, melodía monótona de la inquietud, todo eso que piensa por mí, o yo por ello -ya que en la grandeza de la circunloquio el yo presto se pierde-; piensa, digo, pero musical y pintorescamente, sin argucias, sin silogismos, sin deducciones. Tales pensamientos, no obstante, ya salgan de mí, ya surjan de las cosas, presto cobran demasiada intensidad. La energía en el placer crea malestar y sufrimiento positivo. Y ahora la bajura del cielo me consterna; me exaspera su limpidez. El estudio de la belleza es un duelo en que el artista da gritos de terror antes de caer vencido. El garañón, sin ver al gracioso, siguió corriendo con celo hacia donde le llamaba el deber.