Enviado por Dexeus Mujer 22 Sep, Sexualidad y pareja 5 Una de las razones del éxito de la escritora Elisabet Benavent, y en particular de Valeria, la serie española inspirada en sus novelas, es que habla del deseo y del placer sexual —que describe abiertamente—desde el punto de vista femenino. También es importante conocerse a uno mismo. En general, suelen asociarse a las zonas que presentan una mayor densidad de terminaciones nerviosas y, por ello, mayor sensibilidad. Pero no es así, o no del todo así. Los labios son una zona especialmente erógena, tanto para los hombres como para las mujeres, y hay otras partes de su cuerpo que podemos estimular para despertar su deseo, como la zona perianal y el cuello.
Estas zonas se denominan zonas erógenas. Podemos diferenciar dos tipos de zonas erógenas, respecto a los estímulos que provienen de la piel y las mucosas: las primarias genitales y perineo las generales resto del cuerpo Todo nuestro cuerpo es una gran zona erógena, tan grande como nosotros queramos dejarla ser. Hablar de estimulación sensorial y reducirla a la piel y a los genitales supone una visión reducida de nuestra capacidad de disfrutar del placer sexual. Para disfrutar de cualquier tipo de estimulación necesitamos darnos permiso para sentir placer y disfrutar del juego sexual. En ella se concentran muchas terminaciones nerviosas y, por eso, al ser adecuadamente acariciadas, producen una sensación muy placentera. En la vulva figura 1 se diferencian una serie de estructuras anatómicas, todas ellas implicadas en el placer sexual. La ley es de 8 a 11 centímetros y, cuando se dilata, puede aumentar su longitud entre 3 y 4 centímetros.
Si no has oído hablar mucho sobre estos puntos, no te preocupes porque nosotros te vamos a explicar detalladamente cada uno de ellos. Son zonas de mayor excitación sexual por su alto volumen de terminaciones nerviosas. Para poder alcanzar con mayor plenitud el clímax es importante conocerlas y conocer estimularlas previamente con besos, masajes y caricias. Nos referimos, principalmente, a los labios, las orejas u otros puntos no tan calientes por lo aparte a simple vista. Conocer estos puntos erógenos masculinos es el primer paso para alcanzar una mayor plenitud en la vida sexual en pareja.